Querida Eunice K
Querida Eunice:
Te escribo estas líneas porque te admiro mucho, más que a nadie en este mundo, porque me has salvado en tantas ocasiones, me has acompañado y no he sentido miedo gracias a ti, a tu voz y tu armonia jazz. Siento que te debo estas líneas y ahora que conozco mejor tu historia, lo que me inspiras es indescriptible, creo que ahora mismo, no hay músicos ya, no se vive igual y tu vida fue una especie de cruzada a la que muy pocos sobreviviríamos. Me inspira hasta la sencillez de esta biografía tuya, escueta y directa, tan preciosa, sin pompa, de pastas blandas, sin relleno ni poemas. No hay nadie más elegante que tú.
Lo que cuentas es maravilloso, tan sencillo y mágico, tus niñez tan cándida, tu inocencia, tu comprensión del deber, cómo descubriste el amor, cómo lo perdiste, todo lo que hacías con la música, lo que creaste sólo tú, ese espíritu tan original, tu maternidad, la búsqueda de la protección para ti y los tuyos, tu padre, tu madre, he podido entender muchas cosas pero hay algo inexplicable en ti, algo mágico que creo que es tu hechizo, aquí lo llamamos duende.